Endeudarse, por tanto, no es un problema, pero sí lo es, no gestionar bien esas deudas. Entender esta gestión como una estrategia para cuidar la salud financiera y hacer frente con solvencia a las obligaciones adquiridas son las claves para acometer proyectos con éxito.

Gestionar bien una deuda depende de hábitos económicos que ayudarán que el proceso de pago no sea un problema y por lo contrario alivie la obligación rápidamente.

Primeramente, sea consciente de que se ha adquirido un compromiso y tiene que saldarse lo más antes posible, así que la reducción de gastos innecesarios, es esencial a la hora de pagar una deuda, al igual que la creación de un presupuesto en la que se mida los ingresos totales y el dinero destinado para la deuda.

Los expertos consideran que el límite de la capacidad de endeudamiento de una familia está alrededor del 35% de los ingresos netos mensuales, si los ingresos son menores que la deuda, existe un grave problema.

Evitar pedir nuevos préstamos para cancelar deudas previas, esto solo alarga el proceso de endeudamiento, y no es una opción viable a menos que la nueva deuda nueva tenga menores cuotas y tasas de interés.

Adquirir una deuda, por lo tanto, sería positivo cuando se hace con la responsabilidad de poder cancelarla y saber que se cuenta con los medios para solventarla, no es nunca una buena opción cuando no se tiene la seguridad de poder afrontar la devolución del dinero solicitado y los correspondientes intereses.