Múltiples opciones: Así como existe una oferta amplia de los productos de uso cotidiano, existen también una gran diversidad de instituciones financieras que ofrecen sus productos y servicios a personas y a empresas.

Existen diferentes tipos de instituciones financieras, entre ellas los bancos, las corporaciones financieras, las compañías de financiamiento, las cooperativas financieras, las sociedades de inversión, las comisionistas de bolsa, los fondos de pensiones y las aseguradoras.

Cotizar y comparar: Una de las primeras acciones que se sigue, casi instintivamente y sin pensarlo, es comparar precios y ofertas. Es recomendable comparar los costos reales y los beneficios netos que nos ofrece el producto o servicio financiero en cuestión. Al comparar, debe tomar en cuenta factores como: Comisiones: Al cotizar un servicio o producto financiero, es crucial tomar en cuenta las comisiones, puesto que solo así sabrá cuánto va a pagar realmente y (en dado caso) cuál será la ganancia real.

Un factor que no conviene olvidar al decidir sobre algún producto financiero es el de los impuestos. Existen productos por los que deberemos pagar impuestos y también otros que pueden ser deducibles (por ejemplo, el ahorro complementario en la cuenta individual o pensión voluntaria para el retiro).

Leer el contrato con detenimiento: Una vez que hemos realizado nuestra comparación y hemos reunido la información necesaria que nos ha llevado a una decisión, el siguiente paso importante es la firma del contrato.