La incertidumbre sobre las perspectivas es alta y los riesgos se han vuelto más sesgados a la baja y más agudos. Las proyecciones reflejan que los costos de la energía en los próximos dos años serán aún mayores.
Los precios de la energía se han disparado en gran manera, llegando al 17.7% del PIB mundial, considerando que en 2020 el porcentaje era de 8.9%, el incremento ha sido de 8.8%.
La guerra de agresión de Rusia contra Ucrania ha provocado una enorme conmoción en el valor de la energía que no se veía desde la década de 1970.
Muchas economías de mercados emergentes también podrían enfrentar dificultades importantes, en particular las economías importadoras de materias primas.
Las tasas de interés más altas, la apreciación del dólar estadounidense y el deterioro de los términos de intercambio aumentan los desafíos que plantea el servicio de la deuda y los déficits externos elevados, especialmente si el crecimiento se desacelera drásticamente y las condiciones financieras globales se endurecen aún más, afectando la economía de estas regiones.