Lunes, 26 Febrero 2024 21:08

Una crisis de deuda silenciosa hunde a las economías en desarrollo con bajos índices de solvencia crediticia

Escrito por Karla Gutiérrez

Algunas economías en desarrollo ven finalmente la luz al final del túnel.

La inflación mundial está retrocediendo y las tasas de interés globales parecen haber alcanzado su punto máximo, lo que ha provocado que estas economías se apresuren a emitir bonos para refinanciar su deuda antes de que la oportunidad desaparezca.

A principios de enero, México, Indonesia y varias otras economías en desarrollo recaudaron fácilmente más de US$50,000 millones  de inversores en bonos.

Sin embargo, 28 economías en desarrollo—aquellas con las calificaciones crediticias más débiles, siguen atrapadas en una trampa de deuda sin esperanza de escape en el corto plazo.

Su relación deuda-PIB promedio era de casi el 75% a fines de 2023, 20 puntos más que la de una economía en desarrollo típica.

Representan una cuarta parte de todas las economías en desarrollo con calificaciones crediticias y el 16% de la población mundial.

 Pero su actividad económica colectiva constituye apenas el 5% de la producción mundial, lo que facilita que el resto del mundo ignore su situación. Como resultado, su crisis de deuda es silenciosa y podría intensificarse.

En los últimos dos años, las tasas de interés reales de Estados Unidos (un punto de referencia del costo real de endeudamiento a nivel mundial) aumentaron al ritmo más rápido en cuatro décadas.

Históricamente, el rápido endurecimiento de la política monetaria estadounidense ha significado problemas financieros para muchas economías en desarrollo, como ocurrió en la década de 1980.

Esta vez, las economías en desarrollo con buenas calificaciones crediticias escaparon a ese destino.

Pero el peligro no ha pasado para las economías con calificaciones crediticias débiles.

El costo de su endeudamiento ha aumentado marcadamente en los últimos dos años: ahora enfrentan tasas de interés aproximadamente 20 puntos por encima de la tasa de referencia mundial y más de nueve veces la de otras economías en desarrollo.

En resumen, estas economías llevan más de dos años excluidas de los mercados mundiales de capital.

Casi no han emitido bonos internacionales durante ese tiempo, un período estéril como no se había visto desde la crisis financiera mundial.

Los efectos económicos han sido graves: para finales de 2024, las personas en casi la mitad de las economías en desarrollo con calificaciones crediticias débiles serán en promedio más pobres que en 2019, en vísperas de la pandemia de COVID-19.

Para las economías en desarrollo con mejores calificaciones crediticias, la proporción comparable es de solo 8%.

Es poco probable que las perspectivas mejoren en el corto plazo: las economías en desarrollo con calificaciones débiles crecerán casi un punto porcentual más lentamente durante 2024-2025 que en la década anterior a la pandemia.

Fuente: Banco Mundial.