En cambio, un préstamo es una cantidad económica que el banco presta y que sí tiene unas condiciones concretas de devolución de intereses, plazos, entre otros.
Las principales diferencias entre ambos términos, son:
Importe. El crédito no supone la prestación de un importe determinado, sino de un método físico de pago. En cambio, un préstamo sí conlleva un importe mínimo que deberá devolver con los intereses acordados, independientemente de lo que finalmente gaste.
Plazos. El crédito es renovable y es posible ampliar el plazo estipulado previamente. Y el préstamo no ofrece la posibilidad de ampliar dicho plazo una vez que se acuerda.
Intereses. En este aspecto encontramos una de las desventajas del crédito. Su flexibilidad se traduce, los intereses pueden variar dependiendo de la cantidad de dinero que utilice. En cambio, en el préstamo, los intereses siempre se calculan en base al importe solicitado, y deben abonarse dentro del período establecido.