Los analistas temen que la mano dura de los bancos centrales en la lucha contra la inflación acabe restringiendo las economías. Las primas pagadas por los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años, por ejemplo, siguen subiendo después de que las tasas a corto plazo registraran el lunes una de las mayores subidas diarias en una década. Lo que llama la atención del mercado no es el tipo en si (del 2.34% para los bonos a 10 años), sino la velocidad con la que han subido en un corto espacio de tiempo.

A medida que los mercados bursátiles europeos y los futuros de los índices estadounidenses subían, el dólar se apreciaba frente a una cesta de 10 de las principales divisas mundiales. El Bitcoin alcanzaba su nivel más alto en casi tres semanas. Y el petróleo retrocedia, aunque de forma menos brusca que lo visto a primera hora de la mañana.  Los que todavía tenían dudas sobre la voluntad de la Reserva Federal (FED) de hacer frente a la inflación, ahora saben que el banco central está decidido a ganar la partida.

El Presidente de la Fed, Jerome Powell, afirmó que la banca tomará las medidas necesarias para reducir la inflación, incluso si eso significa subir las tasas de interés más rápidamente de lo previsto. Varios banqueros centrales, entre ellos los presidentes del Banco Central de Estados Unidos (BCE) y de la Reserva Federal, intervienen esta semana en la cumbre de innovación del BIS, que se celebra entre hoy y mañana.

Los inversores también se fijarán en una serie de indicadores macroeconómicos mundiales, que darán una idea de cómo la guerra está afectando a la producción, los precios, la confianza de los consumidores y de las empresas y la expansión económica.