Los mercados preemergentes (economías en desarrollo con mercados financieros pequeños, pero con potencial para la inversión) y los países de ingreso bajo se enfrentan a desafíos mayores, siendo el principal de todos ellos la falta de financiamiento externo.
Los costos de endeudamiento siguen siendo lo suficientemente altos como para impedir que estas economías obtengan nuevo financiamiento o refinancien la deuda existente con inversionistas extranjeros.
Los altos costos de financiamiento son reflejo de los riesgos asociados a los activos de los mercados emergentes. Ciertamente, los rendimientos en dólares sobre estos activos han estado a la zaga de activos similares de las economías avanzadas durante este período de tasas altas.
Estos desafíos a los que se enfrentan los mercados emergentes y las economías preemergentes requieren que las autoridades les presten suma atención, pero no dejan de ofrecer muchas oportunidades. Los mercados emergentes siguen presentando tasas de crecimiento esperado más altas que las de las economías avanzadas; los flujos de capital dirigidos a los mercados de acciones y bonos se mantienen fuertes; y los marcos de políticas están mejorando en muchos países.
Los mercados emergentes deberían seguir desarrollando la credibilidad ganada en sus políticas y permanecer vigilantes. Al enfrentarse a una alta volatilidad de las tasas de interés mundiales, sus bancos centrales deberían mantener sus compromisos de establecer metas para la inflación y seguir dependiendo de los datos a la hora de fijar los objetivos.