1. Haz que el dinero trabaje para ti con la inversión
Una buena opción de este modelo es el plazo fijo con la herramienta del interés compuesto.
Cuando inviertes, el producto financiero en el que decidas hacerlo te generará un rendimiento, que es el “pago” que te hará esa institución financiera por el riesgo de poner tu dinero a trabajar con ellos.
2. Aprende a amar el presupuesto
Conocer exactamente hacia dónde va tu dinero es una de las mejores formas de cuidarlo y saber cuánto tienes para usarlo adecuadamente.
3. Pon a trabajar tu dinero en una cuenta de ahorros
Poner tu efectivo en una cuenta es muy importante, así que selecciona la que te dé rendimientos. Algunas cuentas de ahorro ofrecen una pequeña cantidad de interés, lo que te permite acumular un fondo de ahorro con el tiempo.
4. Ahorra en tu cuenta de retiro
También puede convertirse en tu cuenta de inversión si decides hacer ahorros voluntarios, pues estos se invierten en el mercado y tienen el potencial de crecer exponencialmente.
Además, estos aportes son deducibles de impuestos que incluso al momento de hacer tu declaración anual pueden generarte una devolución de impuestos.