En el reporte, el multilateral indicó que la perspectiva de crecimiento de El Salvador para 2023 fue 2.8%, un porcentaje superior al proyectado por el Banco Central de Reserva (BCR) que indicó que el país cerraría el 2023 con un crecimiento del 2.7%. Además, la institución proyecta un aumento en puntos porcentuales de 0.2% para 2024 y 2025.

Asimismo, el informe señaló las perspectivas económicas de la región latinoamericana, donde estiman una recuperación gradual, con un crecimiento proyectado del 2,5% en 2025. Si bien los efectos persistentes de la restricción monetaria previa continuarán influyendo en el crecimiento a corto plazo, se espera que su impacto se atenúe. A medida que la inflación disminuya, se prevé que los bancos centrales bajarán las tasas de interés, lo que reducirá los obstáculos al aumento de la inversión.

Para América Central se prevé un crecimiento sostenido del 3,8% en 2025. Esta perspectiva se apoya en un aumento moderado de las remesas.

Las proyecciones específicas para los países son dispares. En el caso de Brasil, se prevé que 2025 se ubicará en el 2,2%, de la mano de la baja de la inflación y de las tasas de interés. Por su lado, el crecimiento de México se atenuará hasta el 2,1% en 2025, como consecuencia de la caída de la inflación y la disminución de la demanda externa. Por otra parte, se prevé que la economía argentina se recupere en un 3,2% en 2025, tras la sequía de 2023.

Según las previsiones, la trayectoria del crecimiento de Colombia mejorará del 1,2% en 2023 al 3 en 2025. En Chile, el crecimiento será del 2,3% en 2025. Asimismo, se proyecta que Perú se recuperará de la contracción de 2023, con un crecimiento del 2,3% en 2025, respaldado por el aumento de la producción minera.

A largo plazo, la región deberá enfrentar desafíos persistentes. El potencial de crecimiento económico está disminuyendo en el contexto de la desaceleración de la productividad total de los factores y el envejecimiento de la población.

Los factores externos y las tendencias mundiales también contribuyen al panorama de riesgos. La persistente inflación básica de las economías avanzadas podría ir acompañada de tasas de interés elevadas durante un período prolongado, lo que limitaría las políticas monetarias y fiscales de la región.