No obstante, Moody’s ha mantenido sin cambios la calificación ‘Caa3’ para El Salvador, una de las más bajas en su escala.
En concreto, esta baja nota de solvencia se debe, según han explicado, a factores que todavía tienen un gran peso sobre la calidad crediticia del país como la necesidad «constante y elevada» de financiación, la falta de un marco fiscal y de financiación «creíbles» o la dificultad de acceso a los mercado de capital internacionales.
Sobre la falta de un marco fiscal creíble, Moody’s ha argumentado que, al carecer de un plan a medio plazo por parte de las autoridades gubernamentales, se socava la previsibilidad de la política económica del país y se reduce la confianza de los inversores en el país.
Una reducción significativa del déficit fiscal o una dependencia mucho menor de la deuda a corto plazo que, en consecuencia, lleve a una mejora en la situación de liquidez del país podría conducir a una mejora de la calificación crediticia por parte de Moody’s.
Por el contrario, el resurgimiento de las presiones de liquidez o el aumento del riesgo a enfrentar una situación de impago de deuda conduciría a una rebaja de la calificación de ‘Caa3’.