Hay que preparar un borrador, en donde se expongan los siguientes detalles: Lugar y fecha, identificación de las partes implicadas (el nombre de la empresa o persona con la que celebras el contrato y el de tu negocio), descripción clara de lo que se espera de ambas partes, duración del contrato, la información de la remuneración que obtendrá y otros datos relevantes como beneficios o condiciones.
Para estos casos se pueden usar plantillas, aunque se debe tener cuidado con ellas porque a veces, el lenguaje que usan no se adapta a cualquier situación o necesidad y si el tema del contrato es complejo o está muy regulado, es posible que no haya modelos adecuadas disponibles.
Otra consideración es que las plantillas si pueden ser útiles para crear contratos, pero es posible que no brinden suficiente protección si la ley requiere un lenguaje o disposiciones más específicas. Las plantillas deben usarse con cuidado y con una comprensión de los riesgos potenciales involucrados al momento de usarlas.
Se debe de consultar a un abogado, para que ayude a redactar un contrato legalmente vinculante, que implique consecuencias si alguna de las partes no cumple con sus obligaciones contractuales. Solo se deben de usar cláusulas legales que ambas partes entiendan y en las que estén de acuerdo, para mayor comodidad.
Ya en el momento de firmar el contrato, se puede decidir si se desea tener un testigo para cada parte que esté presente y sea parte de los que firmen el contrato. algunos negocios incluyen testigos para validar que las partes involucradas son mentalmente competentes a la hora de aceptar el documento. Sin embargo, la firma de un testigo no es obligatoria para que el documento legal sea válido.