Busque nuevas oportunidades en lo que ya existe: Sería fantástico crear algo totalmente novedoso que nadie más haya inventado. Pero, siendo realistas, es probable que su idea ya hay sido concebida o explorada por alguien más.
Este no debe ser un motivo de desánimo. Por el contrario, puede ser muy valioso en la medida en que pueda apalancarse en el conocimiento existente y no tenga que desarrollar su idea desde cero. Ten en cuenta que la innovación usualmente se genera a través de mejoras incrementales a productos y/o servicios existentes, más que a través de la creación de productos o servicios totalmente nuevos o 100% disruptivos.
Pregunte y cuestione: Muchas veces se da por sentado la forma en la que se hacen las cosas. Sin embargo, el pensamiento emprendedor surge de la curiosidad por entender las motivaciones, razones y procesos de las cosas, más allá de lo que es “natural o normal”. Por ello, no tema cuestionar y preguntar el porqué de lo que sucede a su alrededor.
Únase a una comunidad de emprendimiento: Hasta hace apenas unos años, para unirse a una comunidad de emprendimiento era necesario desplazarse hasta un lugar determinado. Fue así como surgieron sitios como Silicon Valley, donde se concentran las empresas y startups relacionadas con tecnología más importantes del mundo.