Esta problemática es especialmente preocupante en los países andinos, caribeños y centroamericanos, donde más del 30% de los hogares afronta estas dificultades, según una encuesta de este organismo multilateral.
Los efectos de la crisis mundial del precio de los alimentos son significativos y van más allá de su impacto regional. Dado que Latinoamérica es la mayor exportadora neta de alimentos del mundo, cualquier impacto a sus sistemas agroalimentarios tendrá repercusiones en todo el planeta.
Las medidas necesarias para abordar la crisis alimentaria según el Banco Mundial abarcan cuatro ámbitos:
1-Proteger a los más vulnerables. Con el alza del precio de los alimentos, muchas familias enfrentan graves problemas de asequibilidad y disponibilidad.
2-Mantener el flujo de alimentos a los mercados. Las autoridades deben asegurar que los mercados agropecuarios y de alimentos regionales e internacionales permanezcan abiertos para mantener el flujo comercial y para que los productores tengan los incentivos adecuados para producir más durante la próxima cosecha.
3-Asegurar que el sector agropecuario pueda seguir produciendo. La mayor parte de los alimentos consumidos en Latinoamérica se producen internamente, por lo que una de las claves para resolver esta crisis es potenciar la próxima cosecha.
4-Invertir en sistemas alimentarios verdes, resilientes e inclusivos para el futuro.