De acuerdo con el informe, la región creció un 2,1% en 2023, superando las estimaciones iniciales del 1%. Se prevé que ese crecimiento se desacelere hasta un 1,6% en 2024 para luego repuntar hasta el 2% en 2025.
Las expectativas de crecimiento para 2024 se ven influidas por varios factores, como un menor crecimiento mundial, elevadas tasas de interés, precios estables de las materias primas, consolidación fiscal gradual y niveles de deuda relativamente elevados, según el informe del BID.
Entre las políticas para impulsar la productividad, el informe recomienda a los países mejorar el acceso a una educación de calidad, fomentar la formalización y el crecimiento de las pequeñas empresas, facilitar el acceso a los mercados mundiales a todas las empresas, aprovechar la reorganización y los cambios en las cadenas de valor a nivel global para atraer flujos de Inversión Extranjera Directa y promover un mercado crediticio más competitivo para el sector corporativo.
Según el informe, las políticas de estabilización macroeconómica de la región se llevaron a cabo correctamente tras la crisis del Covid-19.
El informe también advierte que los crecientes conflictos en Oriente Medio podrían aumentar la volatilidad de los precios de las materias primas y que el ritmo de reducción de las tasas de interés en Estados Unidos sigue siendo incierto.