En la escuela. Es deseable que las instituciones educativas, desde el nivel básico, inicien una formación de educación financiera en los niños, orientando sus hábitos de consumo, enseñándoles el valor del dinero, inculcando la educación de ahorro, valores y conocimientos que los preparen para el futuro.
En el hogar. La educación financiera en el hogar debe ser una disciplina de temprano aprendizaje. A través de métodos didácticos sencillos donde se puedan desarrollar las habilidades necesarias en la materia, los padres de familia pueden enseñar a sus hijos cómo ahorrar.
Una familia puede mantener sus finanzas sanas cuando establece comunicación entre sus miembros, aumentan su conocimiento sobre temas financieros y sobre la importancia de la prudencia en cuanto al gasto del dinero y el manejo de recursos. La familia es la base para lograr resultados financieros óptimos.
En la niñez. Comenzar una educación financiera hoy, ayudará a tener una independencia financiera en nuestra madurez.
El crédito responsable. Hacer conciencia sobre la importancia del manejo responsable del crédito y su enorme utilidad para el logro de metas.
El mundo de los negocios. Conocer el mundo de los negocios para que contribuya a enriquecer nuestro patrimonio, aprovechar los recursos con que contamos e incrementarlos.
Herramientas. Contar con las herramientas que nos permitan comparar y analizar la información económica que proporcionan diversas fuentes virtuales y asesores financieros. Obtener conocimientos a través de la lectura de textos especializados y de la asesoría de personas que han obtenido buenos resultados financieros.