La gestión del dinero es una de las principales fuentes de preocupación y de estrés en todo el mundo, tanto como la propia salud física. Se considera que una persona tiene una buena salud financiera cuando puede cumplir perfectamente con sus obligaciones económicas y se encuentra en una situación de tranquilidad ante su futuro financiero y es capaz de tomar decisiones que le permitan disfrutar de su vida.
Según el Center for Financial Services Innovation (CFSI), existen ocho indicadores que permiten diagnosticar el estado de la salud financiera de una persona:
- Gastar menos de lo que se gana.
- Pagar las facturas a tiempo y en su totalidad.
- Tener suficientes ahorros en productos financieros líquidos.
- Poseer suficientes ahorros o activos a largo plazo.
- Tener un nivel de deuda sostenible.
- Contar con un historial crediticio saludable.
- Tener seguros adecuados.
- Planificar los gastos para el futuro.
Si usted cumple con estos indicadores, se puede decir que goza de salud financiera, si no es el caso comience a trabajar por lograrla.
Una buena salud financiera personal, familiar o empresarial es clave para poder hacer frente a imprevistos y afrontar los planes de futuro a los que se aspira.