En 2021, el crecimiento económico se recuperó a un 10.2 por ciento, respaldado por el consumo impulsado por las remesas y por las exportaciones.
La institución multilateral expresó que se espera que la economía de El Salvador crezca un 2.4 por ciento en 2022 y un 2.0 por ciento en 2023. Además, agregó que persisten otros desafíos para país, como la necesidad de avanzar en reformas para la sostenibilidad fiscal.
La respuesta fiscal a la crisis de la COVID-19 ayudó a mitigar sus impactos, costó alrededor del 15 por ciento del PIB y, junto con bajos ingresos y gastos rígidos, llevó la deuda pública a más del 90 por ciento del PIB.
En ese sentido la pobreza aumentó en 4.6 puntos porcentuales entre 2019 y 2020. Sin embargo, las estimaciones indican que la pobreza habría aumentado hasta en 7,6 puntos porcentuales sin las medidas de mitigación implementadas por el Gobierno Central.
Para evitar el sobreendeudamiento, la nación salvadoreña requiere una consolidación fiscal para mejorar la movilización de ingresos y aumentar la eficiencia del gasto, al mismo tiempo que se protege la recuperación económica y a las personas en pobreza.
A pesar de estos desafíos, el Banco Mundial asegura que este país tiene un gran potencial para impulsar un crecimiento económico dinámico, inclusivo y resiliente.
El país puede continuar priorizando el aumento de las inversiones en capital humano para fomentar su acumulación y fortalecer la eficacia del sistema de protección social.