Dependiendo de tu perfil emprendedor, pensá en un negocio al que le puedas dedicar el tiempo necesario para que crezca y se convierta en tu principal fuente de ingresos.
1. Capacitate: Desarrollá el hábito de aprender constantemente, no solo sobre tu producto o servicio, sino de temas que van a fortalecer tu negocio. Impuestos, marketing, medios digitales, ventas online, son solo algunas de las áreas que debés profundizar para llevar tu marca al próximo nivel.
2. Conocé a tus clientes: En este punto, ocupate de conocer lo que le gusta a tus clientes, lo que les preocupa, lo que no les gusta y lo que buscan de un servicio o producto. ¿Cómo podés hacerlo? Preguntales, buscá la forma de acercarte a ellos y recopilá todas esas preocupaciones y puntos clave, te será útil para saber hacia dónde mover tus estrategias.
3. Entrá en el mundo digital: Si contás con un negocio físico, tenés que saber la importancia de las redes sociales, las ventas online y hasta la forma en la que las personas buscan tus productos en internet. Esto será clave en los próximos años para mantenerte vigente.
4. Aprendé a formar equipos: Las personas con quienes vas a trabajar deben tener algo en común. Crear una cultura organizacional te va a servir para elegir a los colaboradores que pueden apoyar tu emprendimiento. Cuando busques personal, asegurate que comparta la visión de tu empresa.
5. Dale un propósito a tu negocio: No solo bases tu negocio en el propósito de ganar dinero, pensá en qué es eso que te mueve, por lo que te levantás de la cama: ¿cuál es tu propósito? Podés empezar por resolver un problema de tus clientes, crear un nuevo servicio o presentarles un producto innovador.