Debido a la crisis generada por el covid-19, se hicieron esfuerzos para que las empresas y hogares tuvieran el acceso a créditos y así pedir préstamos, con esto las empresas pudieron recortar el número de despidos durante la pandemia y los hogares pudieran seguir cubriendo sus necesidades básicas.
Pero no todo es positivo en el apalancamiento, ya que al alcanzarse un nivel elevado del mismo se puede crear una condición de vulnerabilidad financiera afectando negativamente a la economía ya que la deja en una situación de desaceleración y se corrigen los precios de los activos.
Históricamente las crisis financieras son precedidas por rápido aumentos en el apalancamiento, a estos se les llama “booms crediticios”.
Para medir el nivel de apalancamiento este se relaciona entre el stock de deuda y el Producto Interno Bruto (PIB), esto es una aproximación de la capacidad de una economía para responder a la deuda, antes de la emergencia por covi-19 el apalancamiento registró un aumento constante en varios países, en la última década el apalancamiento registró un aumento del 138% hasta el 152%.
En países desarrollados y emergentes el endeudamiento se incrementó como consecuencia de la crisis de la pandemia, aparte de esto, el PIB registró una contracción la cual provocó el aumento de la relación deuda/PIB (El Salvador registró un nivel aproximado del 90% de deuda respecto al PIB en 2020), así también el apalancamiento de las empresas aumento 11% respecto al PIB en el tercer trimestre de 2020.
Las autoridades ahora se enfrentan a un dilema en el cual las políticas acomodaticias y las condiciones financieras resultantes han impulsado el crecimiento, pero a su vez ha crecido el apalancamiento, esto pone en peligro la estabilidad financiera.
Estas podrían proveer las políticas macro prudenciales para resolver este problema tales como: criterios más estrictos a la hora de habilitar prestamos, aumento de la capitalización mínima, coeficientes de liquidez para los bancos, esto puede ayudar a reducir el apalancamiento de los hogares.
Las autoridades también pueden relajar las condiciones financieras mediante la política monetaria al mismo tiempo que aprietan las herramientas macroprudenciales para contener los riesgos a la baja a mediano plazo.