Elaborar un presupuesto: si has estado posponiendo esto año con año, es momento de llevarlo a cabo. No es necesario que hagas el presupuesto de un año completo. Puedes realizarlo por ejemplo mensual e ir incrementando poco a poco (bimestral, trimestral o semestral). Verás que con este recurso puedes administrarte mejor y sobre todo ahorrar.

Analizar tus egresos e ingresos: ¿Tienes claridad de cómo utilizaste tu dinero durante el año? Siéntate un momento y analiza si gastaste más de lo que ganas o recibiste de alguna forma, si fue así, modifica tus hábitos de consumo y verás grandes resultados.

Pagar a tiempo: los intereses moratorios pueden representar un dolor de cabeza. Por eso, lo mejor que puedes hacer es pagar todos tus créditos y servicios a tiempo. Evita el pago de comisiones por no pagar en la fecha indicada.

Usar responsablemente tus tarjetas: en este punto nos referimos a las tarjetas de crédito. Recuerda que todo lo que compres por esta vía lo tendrás que pagar en determinado momento. El crédito es un producto financiero que te será de mucha ayuda, sólo no olvides que no es una extensión de tu dinero, es un préstamo. Úsalas de la mejor manera y evita deudas.

Invertir tu dinero: acuérdate que puedes poner a trabajar tu dinero a partir de las inversiones. En el mercado financiero, encontrarás varias opciones de inversión en las que no será necesario tener grandes cantidades de dinero, ni arriesgar todo lo que tienes. Infórmate lo mejor que puedas e invierte.

Ahorrar para el futuro: aunque veas el futuro como algo muy lejano, comenzar a prepararte desde joven para tu retiro es lo más recomendable.