Todas las personas conviven con el riesgo de crédito en muchas de las actividades cotidianas, desde depositar los ahorros en una entidad financiera hasta trabajar por cuenta ajena o realizar operaciones de inversión de mayor envergadura.

Existen varios tipos de riesgo, que cuyos nombres dependen de la situación en que se encuentran las personas o entidades que están en deuda. Algunos de los riesgos son:

1- Riesgo de impago el cual también es conocido como default o fallido que ocurre cuando el deudor no cumple con sus obligaciones, ya sea de forma parcial o total.

2- Riesgo de rebaja o migración: se da cuando se ve afectada la calificación crediticia que posee el deudor.

3- Riesgo de exposición: hace referencia a la cantidad pendiente de cobro, sobre la que existe cierta incertidumbre debida a la situación del mercado o a la de la propia empresa deudora.

4- Riesgo de spread de crédito que no es más que el riesgo a que aumente la rentabilidad de un bono con relación a otro que posee la misma fecha de vencimiento.

Para calcularlo los prestamistas utilizan una serie de medidas que son: el concepto de pérdida esperada que es la pérdida en caso de incumplimiento, la exposición al impago y la probabilidad de impago.

Probabilidad de default que es una medida de calificación crediticia que se otorga a un cliente o contrato con el objetivo de estimar la probabilidad que hay de que incumpla el pago a un año vista. Exposición a default el cual, es otro de los indicadores que se usa en el cálculo de la pérdida esperada y el capital y se define como el valor de deuda que está pendiente de pago en el momento en el que el cliente incumple el contrato.

Y finalmente la pérdida en caso de incumplimiento es otra métrica clave en el análisis del riesgo y se define como el porcentaje sobre la exposición en riesgo que no se espera recuperar en caso de incumplimiento. Todo esto los bancos lo resumen en una formula, la cual les advierte si es viable dar un préstamo o no, dependiendo de los resultados obtenidos.