Destaca que las medidas económicas para contener la crisis financiera derivada de la pandemia de COVID-19 adoptadas en casi todo el mundo, son: transferencias, créditos y subsidios del Estado hacia personas naturales y jurídicas.

Asimismo, afirma que, en El Salvador, el uso de modelos teóricos convencionales y también de modelos no convencionales señalan algunos de los factores que llevan al crecimiento económico y al desarrollo son: baja demanda agregada, especialmente de Inversión, baja productividad de la fuerza de trabajo, uso ineficiente del excedente económico, no existe proporcionalidad en la interacción entre sectores económicos.

Del modelo no convencional el informe deduce que es posible conseguir tasas de crecimiento mayores con inversiones en la fuerza de trabajo y con incrementos en su participación en la distribución del ingreso.

El trabajo del cuidado que realizan las personas adultas mayores, especialmente mujeres, sufre doble devaluación. Además, esta población ha sido la más vulnerable frente al COVID-19, tanto en su salud física como mental.

Además, ha crecido el monto que paga El Salvador por el servicio de la deuda de un 6.78% en 2001 a 54.44% a 2020, esto se debe a que ha adquirido la deuda más cara: deuda externa, en condiciones de mercado y financiada por instituciones financieras privadas.

El incremento en el salario mínimo podría tener un impacto final regresivo sobre la distribución del ingreso, dada la regresividad tributaria.

El Salario mensual del sector agropecuario, pesca, recolección de cosechas de café y personas trabajadoras en otras actividades agrícolas es de US$243.46, recolección de caña de azúcar US$272.66, Comercios, servicios, industria, ingenios de azúcar, otras actividades agroindustriales y quienes hacen el trabajo a domicilio US$365, maquila textil y confección US$359.16, beneficios de café US$272.66.