Al mismo tiempo, se ha producido también un marcado aumento de la volatilidad de precios de las materias primas.
Por ejemplo, la mayor volatilidad de precios de las materias primas podría inducir una mayor volatilidad en las finanzas públicas de los países exportadores de materias primas y, por tanto, dar lugar a inversiones públicas intermitentes.
Los valores mundiales de las materias primas alimentarias se incrementaron casi un 40% en los dos años anteriores a la invasión rusa de Ucrania, y la guerra ha impulsado los precios aún más al alza.
También el costo del trigo creció un 38% en marzo de 2022 respecto al mes anterior. Los precios de la energía aumentaron con fuerza y, en Europa, los precios del gas natural se han triplicado.
Asimismo, el precio de la energía también se ha hecho sentir en los precios históricos de fertilizantes de uso común para la producción de alimentos.
Estas medidas contribuirían a evitar distorsiones que impedirían o retrasarían los ajustes a los precios más altos de la energía. Además, mantendrían los incentivos al desarrollo de fuentes alternativas de energía verde y apoyarían la sostenibilidad fiscal.
Esto también tendría efectos distributivos beneficiosos, ya que los subsidios a la energía suelen beneficiar también a los hogares más acomodados.