Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), explicó ya sea la desaceleración económica mundial, ya sea el cambio climático, o la crisis del costo de vida y los elevados niveles de deuda: no hay forma fácil de cortarlo.
A eso hay que añadir las tensiones geopolíticas que todavía han complicado más la respuesta a problemas fundamentales a escala mundial.
Aumento de los riesgos de fragmentación
Sin embargo, la integración mundial no ha beneficiado a todos. Los trastornos generados por los cambios en el comercio y la tecnología han perjudicado a ciertas comunidades. El respaldo público a la apertura económica ha perdido fuerza en varios países. Además, los flujos transfronterizos de bienes y capital han venido nivelándose desde la crisis financiera mundial.
Estudios recientes presentan amplias divergencias en cuanto a los costos de dicha fragmentación. A más largo plazo, el costo de la fragmentación del comercio podría variar entre el 0.2% del producto mundial en un escenario de fragmentación limitada y casi el 7% en una coyuntura más difícil, lo cual equivaldría más o menos al producto anual combinado de Alemania y Japón.
Banco Mundial expresó que, si se le suma el desacoplamiento tecnológico, algunos países podrían registrar pérdidas de hasta un 12% del PIB.
Aun así, según nuevos análisis del personal técnico del FMI el impacto total sería tendería a ser mayor aún, dependiendo del número de canales de fragmentación que se consideren.
Además de las restricciones al comercio y las barreras a la difusión de la tecnología, la fragmentación podría manifestarse en restricciones a la migración transfronteriza, una reducción de los flujos de capital y un fuerte descenso de la cooperación internacional, lo cual nos impediría abordar los retos a los que se enfrenta un mundo más propenso a los shocks.
En una economía mundial asediada por un crecimiento débil y una inflación elevada, necesitamos un motor comercial mucho más potente. Las previsiones indican que el crecimiento comercial disminuirá en 2023, así que es todavía más urgente desmantelar los subsidios y restricciones comerciales de efectos distorsionadores que se han adoptado en los últimos años.
Lo primero que hay que hacer para reforzar el papel del comercio dentro de la economía mundial es reformar a fondo la Organización Mundial del Comercio (OMC) y concretar acuerdos de apertura de mercados basados en los principios de esta organización. No obstante, alcanzar acuerdos sobre temas comerciales complicados sigue siendo una tarea difícil, por la composición diversa de la OMC, la creciente complejidad de la política comercial y la agudización de las tensiones geopolíticas.